Desde hace varias semanas Fila, liberada este año dentro del LIFE Bonelli, y Helena, liberada en el año 2012 en el marco de las acciones preparatorias, están juntas en Gallipienzo/Galipentzu.
Hasta hace pocos días el águila de Bonelli Filabres, Fila para los amigos, estaba sola en su territorio de adopción. Fue liberada el pasado mes de mayo en Gallipienzo/Gallipentzu (Navarra) junto con dos compañeros, Iñar y Txara, para iniciar una difícil aventura. Tenían que hacer frente a las grandes dificultades que conlleva crecer y realizar los primeros vuelos y las primeras capturas sin la tutela de unos padres de su especie. Los guardas forestales y los técnicos contratados en el LIFE BONELLI las cuidaron con esmero, con mimo; pero estos dos compañeros de viaje no pudieron superar todos los obstáculos que pusieron en su camino las normas que rigen la vida salvaje. Es por esto que Fila se ha criado sola, si bien está fuerte, vuela majestuosa y se posa en las peñas, hierática, como le corresponde a un águila de su especie.
Pero hace unas semanas, una compañera se ha unido a sus vuelos y correrías de caza. Helena, liberada en el mismo sitio dos años atrás, ha vuelto al territorio que la vio crecer. Helena es casi un águila adulta. Los miedos iniciales sobre si Helena expulsaría del territorio a Fila enseguida fueron superados por la buena relación existente entre ellas. Vuelan juntas, defienden el territorio frente a las águilas reales y hasta comparten la comida. Todos esperamos que Helena reclame el territorio como suyo cando llegue a la edad de reproducción. Entonces Fila tendrá que irse, si llegado ese momento no lo ha hecho ya. Fila ha comenzado a realizar vuelos exploratorios cada vez más largos. Está a punto de entrar en las fechas en las que las águilas de Bonelli realizan una dispersión que les lleva a un largo viaje de varios años, hasta que alcanzan la edad adulta y tienden a volver a la tierra que les vio nacer para reproducirse. Le estaremos esperando.
Este es el objetivo de esta acción del proyecto LIFE BONELLI, que alguna de las águilas liberadas, vuelva y se incorpore a la exigua población reproductora de águila de Bonelil de Navarra. Estos proyectos son duros, porque un altísimo porcentaje de individuos liberados no superan la selección natural del primer año.
En Navarra, de los siete ejemplares liberados hasta el momento, se ha constatado la muerte de tres. El resto sigue volando en libertad. Helena, superados ya los dos años, está asentada en Navarra. Aurino, liberado en 2011, también ha sido observado (gracias a la anilla de color que porta) volando en nuestra Comunidad. De su compañera Zoila, sin embargo, (liberada también en 2011) no se tienen noticias. Y ahora la esperanza se llama Fila.
Esperamos seguir avanzando en esta dirección.
Pamplona, 1 de septiembre de 2014