Por si alguien no tenía claro que los tendidos eléctricos son el principal azote al que se enfrentan quienes trabajan en beneficio del águila de Bonelli o perdicera, ha quedado más que confirmado con los recientes casos de Escorial y Argonne. Con la desazón que nos ha dejado la muerte por electrocución de estos dos malogrados ejemplares, criados en cautividad, reintroducidos y seguidos por satélite gracias a nuestro proyecto LIFE Bonelli, os contamos a continuación algunos detalles de la trayectoria vital de estas aves tan queridas para nosotros. No sin antes reiterar nuestro compromiso para luchar contra una amenaza que aún causa grandes estragos entre muchas aves y que resulta especialmente letal para el águila de Bonelli.
Escorial nació a principios de marzo de este año en el centro de cría de GREFA, en Majadahonda (Madrid) y fue liberado algunas semanas después en Mallorca, donde ha muerto electrocutado en su área de dispersión el pasado 22 de octubre. Desde el principio no han faltado riesgos en la vida de esta águila de Bonelli. Y es que a buen seguro Escorial habría muerto de inanición a los diez días de echar a volar (se posó en una zona húmeda con carrizo de donde no podía salir), si no fuera porque personal del COFIB responsable de LIFE Bonelli en Mallorca pudo localizarle gracias al emisor que llevaba en la espalda. Tras un breve paso por el hospital de fauna del COFIB, Escorial volvió a ser liberado.
Al iniciar la dispersión, vimos que Escorial usaba sistemáticamente apoyos eléctricos. Miembros del COFIB, con colaboradores de IBANAT y Agentes de Medio Ambientes, han ido inspeccionándolos y pasando la información a Endesa para su futura corrección, pero el ave usaba apoyos nuevos cada día, en diferentes áreas. Tenía todas las papeletas para morir electrocutado y el día que llovió se aliaron todos los elementos para que no pudiera seguir su ciclo vital en Mallorca.
De los seis pollos de águila de Bonelli liberados mediante crianza campestre (hacking) en 2015 en Mallorca, tres no usan apoyos eléctricos nunca. De los otro tres, aparte de Escorial, Elmo los usa con mucha frecuencia y Estepona también, aunque de forma mucho menos habitual. Esperemos que Elmo y Estepona dejen de usarlos pronto y puedan superar este peligro que siega la vida de tantas aves. Mientras tanto, el COFIB ha iniciado ya los trabajos de corrección de tendidos eléctricos en el marco del LIFE Bonelli, precisamente en una zona de dispersión muy usada desde 2011 y donde murió electrocutado Calais (liberado de pollo en 2013). En breve aportaremos más información sobre esta importante acción.
Parece ser que la lluvia es un elemento que a menudo interviene para favorecer que las aves puedan morir electrocutadas cuando se posan en los tendidos. Le ha pasado a Escorial y le pasó por esas mismas fechas a Argonne, otra de las águilas de Bonelli liberadas en el marco de LIFE Bonelli, en este caso en la Sierra Oeste de Madrid. Argonne nació a mediados del pasado marzo en el centro de cría que nuestro colaborador Christian Pacteau tiene en el departamento de Vendée (Francia) y tras su reintroducción empezó a volar y a realizar sus primeros movimientos con toda normalidad. Hasta que hace pocos días, varios miembros de GREFA detectaron su cadáver bajo un tendido de alta tensión.
El tramo donde se halló a Argonne está situado en el entorno del Parque Regional del Sureste (Madrid), a escasa distancia de una central eléctrica de Unión Fenosa. El tendido en cuestión es una línea de alta tensión con apoyos o torretas de grandes dimensiones, donde es poco habitual que haya electrocuciones por las grandes distancias entre los elementos con los que un ave ha de contactar para que caiga fulminada. Salvo que la aparición de lluvias intensas favorezcan que se produzca un fatal accidente, como ocurrió por las fechas en las que murió Argonne.
El cadáver fue levantado por Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, ante Fernando González, veterinario jefe de GREFA, que certificó la muerte de este ejemplar por electrocución dada la magnitud y características de las quemaduras que presentaba nuestra malograda águila, postrada sin vida en la base del apoyo eléctrico.
Desde LIFE Bonelli, conscientes de la amenaza que suponen las electrocuciones para las aves con las que trabajamos, estamos dando todos los pasos a nuestro alcance para afrontar este problema, en todas y cada una de las áreas de liberación del proyecto. Más que nunca es ahora necesaria la colaboración de las compañías eléctricas para evitar nuevas electrocuciones y corregir los tendidos donde ya han muerto águilas de Bonelli.Tenemos todas las esperanzas puestas en que así sea, especialmente en la Comunidad de Madrid, donde los trabajos de rectificación en los apoyos que matan a estas águilas van mucho más lentos.