Recientemente, un águila de Bonelli o perdicera, la especie que se ha convertido hoy en día en la víctima más vulnerable de las electrocuciones, ha muerto en un tendido eléctrico. Esta vez ha sido en la Comunidad de Madrid, donde se han electrocutado el macho "Bedmar". Este ejemplar había sido reintroducido y estaban siendo seguida por LIFE Bonelli.

"Bedmar" nació en 2015 en la provincia de Jaén. Este macho de águila de Bonelli tuvo que ser rescatado del nido, cuando era pollo, ante el riesgo obvio de una muerte segura por infección de tricomonas y fue liberado ese mismo año en la Sierra Oeste de Madrid, una de las zonas de reintroducción de la especie en los que trabaja el proyecto LIFE Bonelli. Y a esta misma zona volvió tras un periodo de dispersión por dominios toledanos y madrileños.

"Bedmar" tuvo que competir con otros machos liberados por el proyecto: el malogrado “Játar”, que murió electrocutado hace pocos meses en la provincia de Toledo, y “Polopos”. Todos ellos pugnaban entre sí para quedarse con un mismo territorio. Pero una vez más el peor enemigo de las rapaces ibéricas apareció: los tendidos eléctricos, en uno de los cuales, ubicado en el término municipal de Aldea del Fresno (Madrid), ha ido a morir "Bedmar" hace pocos días. Se trata además de una línea ya corregida por Iberdrola para evitar electrocuciones, pero en la que la solución técnica aplicada (sustitución de aisladores rígidos) ha empeorado las cosas al dejar tramos de cable sin aislar en la zona de posada de las aves.

Para añadir más gravedad al asunto, el tramo de tendido donde ha muerto "Bedmar" atraviesa una zona protegida por la Unión Europea, la ZEPA "Encinares del río Alberche y río Cofio".

La importancia del seguimiento GPS

Como siempre el seguimiento vía GPS que se hace sobre las águilas de LIFE Bonelli permite estar al tanto de cualquier percance que les ocurra y detectar los puntos negros para ellas en el caso de que sean víctimas de electrocuciones u otras amenazas. Con esta información estamos denunciando uno a uno todos los apoyos (postes o torretas) donde mueren ejemplares y, de paso, intentando convencer a las compañías eléctricas de que para que una rectificación sea definitiva y evite las electrocuciones de la avifauna es preciso contar con el asesoramiento de expertos en la conservación de especies amenazadas.

Tweet

Share